sábado, 15 de octubre de 2011

~ 4´95 ~

Un pie delante del otro, y un movimiento de cadera compensan la fina aguja de sus tacones, con las que pincha el último vinilo del día. La música suena
mientras que camina por calles llenas de productos en oferta con la mirada perdida, en busca del Minotauro. Suspira, y las personas que se la cruzan la evitan, como mujer maldita hace generaciones por escoria de una sociedad ahora feminista; solo por llevar medias de rejilla.

Se muerde el labio inferior, mientras aprieta los muslos empujando del carro con desdén y rabia contenida... "todos los domingos lo mismo" El hilo musical le taladra los oídos, pero no lo suficiente como para dejar de escuchar un motor encendido justo en la puerta del supermercado; el carro sigue vacío.

Demasiado orgullosa para preguntar por el producto, demasiado perdida para encontrar la salida. Todo, absolutamente todo por un único cartón de leche. El mismo que le obsesiona y le place beber todos los domingos antes de dormir.

Y justo al final, cuando la voz de cajera de barrio advierte "Estimados cliente nuestro establecimiento cerrará sus puertas en breves instantes" sus manos alcanzan al infame ser de astas punzantes que la mira con una sonrisa pícara. Cuatro con noventa y cinco su precio, se paga y se guarda en bolsa de plástico con logotipo monotemático.

Un pie delante del otro, y un movimiento de caderas para derretir a quien le abre las puertas del coche y del final del laberinto de precios. Posa sus nalgas encarceladas en negro sobre la tapicería del coche y mira al frente, guardando entre sus muslos el cartón del Minotauro. El hilo musical le suena a cuatro con noventa y cinco, mientras que Teseo le hace la revisión pertinente.

Demasiado sumisa para negarse, demasiado oportunista como para negar las ofertas de la vida. Sólo un pequeño detalle más y volverá a repetir su aventura laberíntica el próximo fin de semana.

"Espero que al menos me hayas lavado el plato" : Ariadna

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